Roles invertidos

Roles invertidos

Dylan y Shelley llevaban muchos años casados. Y todo parecía estar bien: tenían hijos, una casa propia, ambos trabajaban y tenían dinero, pero la simpatía mutua había desaparecido. Él dejó de hacer sus tareas y ella las suyas. Él no quería ser el sostén de la familia y ella no quería ser el ama de casa. Sus roles estaban invertidos.

En la cama tampoco funcionaba nada: «¡Déjame en paz!», siseó su mujer con rabia, liberándose de sus brazos. «No puedo soportarlo más. Duerme».

Dylan se apartó de su mujer y se quedó mirando el techo. Estaba abrumado por el resentimiento, la ira y la frustración. Sentía lástima de sí mismo. No sabía qué hacer. ¿Gritar a su mujer? ¿Decirle lo que pensaba de ella? ¿Dejar de hablarle en venganza?

«No, eso es un conflicto de nuevo… No me importa. Esperaré un poco más y si nada cambia, me divorciaré», pensó. «Me da mucho miedo qué hacer con los niños, qué dirán mis amigos, mi madre… Shelly es una buena mujer, simplemente no funciona bien entre nosotros…».

Pero ni siquiera un par de meses después, Dylan encontró una salida: las otras mujeres. Y ahí es donde consiguió sus patadas… Fue a ellas muchas, muchas veces. Sin problemas, sin rechazos, sin preocupaciones.

Era cierto que él y su mujer se habían convertido en dos extraños, pero Dylan intentaba no pensar en ello. Shelly volaba a algunos viajes de negocios por trabajo, él se sentaba en su oficina durante las horas de trabajo, y después se divertía a tope.

Así pasaron un par de años más. Sin darse cuenta, Dylan se encontró en un pantano de nostalgia y desesperación. Todo le parecía aburrido. Odiaba su trabajo. Y en casa le esperaba una esposa sin amor, que le regañaba constantemente y le exigía que hiciera las reparaciones, los niños y algo más. La única alegría para él era una visita a la sala de masajes con las chicas. No tenía fuerzas ni determinación para romper este círculo.

La vida de Dylan se paralizó y se volvió apática. Así fue como acudió a mí en busca de asesoramiento.

Cuando escuché su historia, la frase «Mi esposa es buena, pero no me gusta como mujer» cobró sentido para mí. Esta frase garantiza que toda la raíz del problema está en la relación.

¿Qué tenemos? La mujer rechaza a su marido, no le respeta ni le admira. El marido no encuentra a su mujer bella, atractiva o inspiradora. Viven como dos extraños.

¿Por qué ocurre esto? Mucha gente dice simplemente: «Somos muy diferentes, eso es todo», pero esta es una forma falsa y destructiva. Porque supone que la relación no puede restablecerse, que nada puede arreglarse y que ni siquiera es necesario intentarlo.

Esto no es cierto. La frialdad y la decepción del otro como pareja no se producen sin más, sino que son consecuencia de una sencilla razón:

El principal problema de esta pareja radica en que cada uno no cumple su papel en la relación. Pero lo que es peor, Dylan intenta desempeñar el papel de esposa y Shelly el de marido. Es una inversión de roles en la familia.

El marido no cumple el papel de hombre. No adopta la posición de un hombre que resuelve problemas y sabe cómo cuidar de la familia. En cambio, evita las tareas domésticas, olvida e ignora las peticiones de su mujer, se queja y se lamenta de los problemas, esperando que su mujer los resuelva o le deje en paz. O bien lo prohíbe todo agresivamente, como un tirano.

La esposa no cumple con su papel femenino. Es fría, oculta, no es sincera. No se alegra de los logros de su marido, no le elogia si le gusta algo. Guarda silencio sobre los problemas y es paciente hasta el final. Incluso en la intimidad. El hombre no entiende lo que la complace, lo que le gusta. O la mujer empieza a mandar, exigiendo rígidamente la obediencia.

Los papeles se invierten. El hombre adopta la posición de «lloriquea, lloriquea, no lo quiero», y la mujer la de «me lo debes». ¿De dónde viene la admiración y la inspiración del otro?

¿Qué se puede hacer en esta situación? Hay una solución sencilla que le sugerí a Dylan si quiere mantener a su familia unida:

  1. Nada de salir «a escondidas», ni siquiera una vez. Sexo sólo con su mujer. Si la atención se va a un lado, no habrá alegría en la relación;
  2. Deje de quejarse, haga una lista de las promesas que le hizo a su mujer, y que no cumplió, y hágalas poco a poco;
  3. Aprenda a hablar con su mujer. Pregúntele qué le gusta y qué no, pídale elogios y comparta sus emociones para que se abra;
  4. Lo más importante es recordar: la mujer es fría y cerrada sólo cuando las cosas van mal en la familia. Recuerde las primeras citas: una mujer coquetea y admira a un hombre si éste es fuerte y sabe resolver los problemas que llegan, y no martillea y se queja. Tenemos que volver a un estado en el que el hombre está al mando y la mujer confía en él y va detrás de él.

Dylan escuchó mis recomendaciones y empezó a ponerlas en práctica. La relación con su mujer se volvió más cálida y franca, volvieron a tener intimidad. Hablaron entre ellos, hubo muchas lágrimas y revelaciones. Por supuesto, no hay un 100% de garantía de éxito, pero al menos tuvieron una oportunidad.


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