¿Cómo afecta el ritmo de la vida moderna a nuestra productividad? ¿O por qué necesitamos descansar?

El cuerpo humano, por su naturaleza, es algo así como una batería recargable: primero acumula energía (durante el descanso, el sueño) y luego la regala (durante el trabajo, las actividades). Pero el mundo moderno está organizado de tal manera que nos mantiene constantemente en un estado de flujo: hay que tener tiempo para hacer esto, para reunirse con aquel cliente, hay que responder a una llamada, un correo electrónico, un SMS, un mensaje en el teléfono, etc.
Cuando estos factores irritantes son demasiados, se rompe el equilibrio de la acumulación y el gasto de energía: la persona se cansa más rápido, es menos productiva y se quema.
Los psicólogos dan la voz de alarma: ¡hay tantos estímulos de atención en las grandes ciudades modernas que los biorritmos de las personas simplemente no pueden seguir este ritmo! Nuestro cuerpo no puede evitar responder a esos estímulos con un ritmo «sobrehumano», sobre todo porque son casi constantes y extremadamente intrusivos.
El ritmo de la vida moderna nos golpea como un látigo, obligándonos a movernos y, por tanto, a vivir y respirar (literal y figuradamente) cada vez más rápido. Sentimos la tensión del ritmo en el trabajo, en la ciudad e incluso en casa (¡!), porque cuando llegamos a casa encendemos la televisión con el ritmo estruendoso de los anuncios, y la apagamos sólo cuando nos vamos a dormir.
¿No es de extrañar, entonces, que en esta época de tecnología médica, la gente se consuma a los 40 o 50 años como si fueran velas de Navidad?
Resulta que todos nosotros nos apresuramos por la vida de lunes a lunes, sacando la lengua, como sabuesos a la caza. Pero, ¿qué clase de bestia estamos envenenando? Sin embargo, si se piensa en ello, queda claro de qué tipo de animal se trata, aunque la conclusión es decepcionante, muy decepcionante…
El hombre moderno es un «hombre jadeante», como un cazador que corre sin parar. Incluso su respiración es frecuente y superficial, y esto es el «aliento del miedo». Así que tenemos que admitir que simplemente hemos olvidado cómo respirar normal y plenamente.
El principal problema de los modernos es que no podemos hacer un alto, aislarnos de todo, recuperar el aliento. La gente, llevada casi a la muerte por el ritmo de vida dictado por la civilización moderna, ha perdido sencillamente la capacidad de descansar.
Y esto es muy importante. Sin un descanso adecuado no puede haber un trabajo normal. Si tenemos en cuenta que un hombre moderno promedio es un adicto al trabajo, lo que significa que se esfuerza neuróticamente por obtener algunos resultados, entonces el descanso, y el descanso real y completo, es vital para él, de lo contrario estará en problemas. Y no sabe cómo descansar.
Se crea un círculo vicioso: si una persona no sabe descansar, no puede ganar fuerza, y si no puede ganar fuerza, no puede realizar sus planes, y si no realiza sus planes, el deseo de realizarlos aumenta, por lo que deja de descansar del todo, y como consecuencia, cada vez le quedan menos fuerzas, por lo que va directamente por el camino de la neurosis.
Reglas del descanso: por qué, cómo, cuándo y cuánto
¿Cómo no quemarse en el camino hacia objetivos ambiciosos? La receta es sencilla. Para lograr resultados sorprendentes, pero sin perder fuerzas, hay que combinar inteligentemente la carga de trabajo y el descanso. Desafía tus capacidades, ponte tareas difíciles; de lo contrario, te quedarás estancado en un lugar y no podrás llegar a la cima. Pero después de un periodo difícil, dale siempre a tu cuerpo y a tu cerebro tiempo para recuperarse.
Como demuestran los estudios, los mejores atletas del mundo no intentaron conseguir resultados a base de sudor y sangre. En cambio, alternaban sistemáticamente entrenamientos muy duros con periodos de esfuerzo ligero y recuperación. Métodos similares fueron utilizados por brillantes inventores, artistas, escritores y científicos. El Dr. Mihai Csiksentmihai descubrió que las mentes más brillantes de la historia se dedicaban a su trabajo con un entusiasmo feroz o pasaban a la relajación y la recuperación completas.
Alternar la carga de trabajo con el descanso no sólo previene el agotamiento creativo y el deterioro cognitivo, sino que también impulsa las ideas y los descubrimientos.
He aquí una coherencia general común a casi todos los grandes intelectuales y creativos, independientemente de su campo:
- Inmersión: inclusión total con un enfoque profundo y sin cambios;
- Incubación: un periodo de descanso y recuperación en el que no se piensa en el trabajo en absoluto;
- Conocimiento: la aparición de momentos tipo «¡eureka!». Es la aparición de nuevas ideas y progresos mentales.
Si has llegado a un punto muerto, lo mejor que puedes hacer es tomarte un pequeño respiro, aunque parezca contraproducente. Piensa en lo que estabas haciendo cuando de repente tenías las respuestas a los problemas difíciles en tu cabeza. Lo más probable es que ni siquiera estuvieras intentando resolverlos en ese momento. Es mucho más probable que simplemente estuvieras soñando despierto mientras te duchabas o dabas un paseo por el parque.
Lin-Manuel Miranda, autor del exitoso espectáculo de Broadway Hamilton, lo describe así: «Una buena idea no se te ocurre cuando estás haciendo un millón de cosas a la vez. Una buena idea surge en momentos de relajación. Por la tarde, o cuando estás garabateando en tu cuaderno, o cuando juegas con tu hijo al trainspotting. Cuando tu cerebro está en el otro lado».
Nuestras revelaciones subconscientes sólo empiezan a salir cuando apagamos el cerebro consciente.
¿Cómo descansar adecuadamente y con beneficio?
Hay muchos tipos de ocio, y no todos son iguales. Por ejemplo, sentarse en las redes sociales no es ni de lejos tan gratificante como un paseo por el parque. Si tienes algo de tiempo y quieres emplearlo de forma fructífera, elige algo de esta lista:
- Da un paseo. Es la forma perfecta de distraerse un poco y estimular tu pensamiento creativo. Incluso si no puedes salir al exterior (por ejemplo, porque es invierno), unas cuantas vueltas alrededor de la oficina o cinco minutos en la cinta de correr te vendrán bien;
- Comunícate con la naturaleza. Caminar al aire libre y admirar los bellos paisajes mejorará tu bienestar, hará que pases del estrés a un estado de calma y pondrá tu cerebro a trabajar de forma creativa;
- Meditar. Se puede hablar de los beneficios de la meditación durante mucho tiempo. Sin entrar en detalles, sentirás una extraordinaria claridad mental, te volverás más productivo, tranquilo y centrado;
- Organiza una reunión con amigos. Sentirse a gusto con los demás tiene un efecto significativo en la fisiología del estrés. Entre los efectos positivos de las conexiones sociales están el aumento de la variabilidad del ritmo cardíaco, el cambio del sistema nervioso al modo de recuperación y la liberación de hormonas como la oxitocina y la vasopresina que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes;
- Dormir una siesta. Una breve hora de tranquilidad de menos de 30 minutos ayudará a restablecer la energía y mejorar la concentración por la noche. Pero recuerda que una siesta diurna no sustituye a un buen descanso nocturno.
¿Con qué frecuencia debemos descansar?
Piensa en descansar en cuanto tu cuerpo te dé una señal. No dudes en hacer pausas durante el día, sobre todo si estás atascado o te sientes muy cansado. Cuanto más intenso sea el trabajo, más a menudo debes hacer pausas.
El trabajo interminable sin el suficiente descanso es, como mínimo, ineficaz y, en el peor de los casos, peligroso para la salud.
La proporción exacta de carga de trabajo y descanso depende de la elección individual y de las condiciones de trabajo. Pero lo ideal es alternar bloques de 50 a 90 minutos de trabajo intenso y descansos de 7 a 20 minutos. De este modo se puede conservar la energía física, cognitiva y emocional necesaria para un alto rendimiento.
Los fines de semana también son importantes. Hagas lo que hagas, debes tener al menos un día libre cada semana. Tampoco sacrifiques nunca tus vacaciones anuales.
Toma como regla: alterna siempre largos periodos de estrés laboral con largos periodos de descanso.
Tanto los fines de semana como las vacaciones, olvídate del trabajo. Deje que se produzca una completa desconexión física y mental, sumérjase en actividades que le resulten relajantes y reconstituyentes.
Y por último, escucha siempre a tu cuerpo. No dudes en tomarte un tiempo libre a mitad de semana si te sientes agotado. De vez en cuando, es necesario tomarse un tiempo libre para poder dar lo mejor de sí mismo más adelante.